Santiago tiene "magia". Es una de mis ciudades favoritas porque me recuerda mucho a Salamanca. Pasear por las calles del casco antiguo es trasladarse a otro tiempo y llegar a la Plaza del Obradoiro y contemplar la Catedral es indescriptible (si tenéis tiempo y paciencia entrar a ver la Catedral por dentro porque la espera será recompensada). También merece la pena darse un paseo por la Alameda desde donde hay unas vistas preciosas de la catedral.
Como es una ciudad pequeña todo está a mano y el la Rúa Franco hay un montón de restaurantes donde poder comer.
Yo voy volver una y mil veces, pero mi intención es (una de esas veces) llegar haciendo el Camino de Santiago (a ver si se me logra!!!)
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